jueves, 20 de septiembre de 2012

INTROSPECCIÓN PASAJERA


¿Somos felices? ¿Cúales son nuestros parámetros para medir la felicidad? Está claro que todos necesitamos el dinero para vivir y disfrutar de ciertos ocios, pero nos han enseñado, desde que eramos pequeños en la escuela y en la sociedad, que necesitamos el dinero para disfrutar, para comprar esos artículos que desde la televisión nos bombardean a diario. Se asocia hábil y publicitariamente la palabra disfrutar con comprar, cuando los mejores momentos de nuestra vida no tienen nada que ver con el dinero. Me explico. Puedes comprarte la última PlayStation, con un juego de alucinantes gráficos y una historia que engancha y te adentra en un mundo asombroso de hadas,castillos, héroes y villanos. No estoy diciendo que esté en contra de las videoconsolas y que nadie debería hacer uso de ellas, pero para gente con una cierta edad y perspectiva clara y definida de las distintas fases de la vida, estoy seguro que recuerdan mucho mejor las pachangas de futbol después del colegio, trastadas infantiles, primeras fiestas adolescentes (y no tan juveniles), el día en el campo con tus amigos, las risas de situaciones peculiares del día a día, las miradas furtivas de dos tontos adolescentes, el placer del contacto con otro cuerpo humano...y todo esto no vale dinero, o al menos, una cantidad que no supone un esfuerzo économico.

Estamos encauzados hacia una vertiente exceso-consumista, en la cual, si no participas de sus valores eres señalado y apartado del rebaño. Porque eso es lo que parecemos, un rebaño de ovejas que donde va una, van las otras. Y nos han enseñado que hay que despreciar al que se sale del camino, que no debemos seguir otro camino que el establecido porque no hay otra alternativa para alcanzar la felicidad y el placer. Estamos programados, tenemos miedo a los cambios, a lo diferente, a la pérdida de una falsa seguridad, a romper con lo establecido porque perderemos lo que tenemos. ¿Pero qué es lo que tenemos? Lo que nos han dado, no lo que hemos creado nosotros. Y eso que tenemos, ¿es lo que queremos? Creo que no sabemos ni lo que queremos, tomamos las opciones más atractivas que vemos, que nos ofrecen, pero no son motivadas ni tienen su origen en impulsos, sensaciones, aspiraciones o deseos propios sino, que pertenecen a una serie de ideas preconcebidas y encaminadas a mantenernos dentro de unas directrices marcadas por intereses económicos y comerciales, nada más que eso. Hace unos años, en pleno boom económico español, sino comprabas un piso estabas desaprovechando una gran oportunidad, no estabas triunfando en la vida porque no serías NADIE si no tenías ese piso, desperdiciando tu vida y llegando al final de ella sin tener nada. ¿Nada de qué? ¿Porqué tengo que tener una casa? ¿Porque era el valor establecido, en ese momento, como calibrador del nivel de felicidad y triunfo en la vida? ¿Qué significa triunfar en la vida? Tener posesiones, es lo que nos han enseñado. Si ese fuera uno de los valores-objetivo a alcanzar, en poco más de 5 generaciones deberíamos haber edificado todo el territorio, si cada uno teníamos que tener una casa...algo fuera de toda lógica.

Para mi, triunfar en la vida acapara únicamente tres puntos:

1-Paz interior: Si no estás a gusto contigo mismo, conocedor de tus defectos, limitaciones y virtudes, difícilmente vas a poder luchar por un objetivo o una meta. La casa no se empieza por el tejado. Para poder respetar y querer a los demás, primero hay que quererse a uno mismo (sin llegar a términos narcisistas, por supuesto), en caso contrario, no se puede tener una mente clara para fijarse un cierto tipo de logros. Claro está que todos tenemos dudas, es innato al ser humano, al igual que la reacción y elección de la mejor opción que nos planteamos. Puedes viajar alrededor del mundo o vivir en lo alto de una montaña aislado, da igual, lo importante es mantener el botoncito verde encendido.

2-Ilusión: En hacer lo que quieras, lo que de verdad creas que es lo mejor para ti. Puedes equivocarte, por supuesto, pero lo harás por ti mismo, no porque nadie te haya dicho lo que "debes hacer" o lo que "es mejor para tí". Los consejos son siempre bienvenidos, pero son eso, consejos y la última palabra la tienes tú, y esa palabra se escribe con tinta de ilusión.

3-El Amor: Creo que es el sentimiento más fuerte y profundo que existe. Y no me refiero a que tengas que tener imperiosamente una pareja sentimental. Se puede sentir amor por tus padres, por una tierra, por la pachamama, por los animales, por el arte, por una vocación. Puedes tener un día horrible en el trabajo, puedes no tenerlo y pasar todo el día buscándolo, puedes no tener dinero para comprar un coche nuevo, una casa o la PlayStation, pero si al final del día hay alguien o algo que te espera, que hace que te relajes, asientas y vuelvas a equilibrar el primer punto, habrás triunfado en la vida.

 Un saludo a tod@s.



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